Una característica más que diferencia a la guitarra del archilaúd, justamente, es que la campanela es un caso excepcional, puesto que en la guitarra se suelen evitar las resonancias simpáticas y se deben apagar los bajos y notas que no corresponden con el acorde. En instrumentos de muchas cuerdas como el archilaúd y la tiorba esto es casi imposible por el numero de cuerdas, que hace que las notas resuenen por casi todas las cuerdas. En la guitarra se apagan las notas de tres maneras posibles dependiendo de la naturaleza del pasaje, la primera consiste aprovechar la preparación de la nota siguiente colocando el dedo mucho antes de ser utilizado para tocar la cuerda; otra consiste justamente en utilizar el toque apoyado más débilmente para que no destaque y de paso apagar la cuerda que tiene la nota extraña; la última, cuando las anteriores no lo permiten, consiste en dejar esa disonancia durante el momento en el que el pulgar está ocupado, y en otro momento apagar e inmediatamente preparar la nota siguiente. Un estudio tradicional de apagados es el Nº 22 de Napoleón Coste. Sin embargo, esta no es preocupación del compositor sino del guitarrista, aunque sí debe conocer el primero que si desea que notas resuenen es mejor aclararlo en la partitura mediante a la instrucción “lasciare vibrare” y una pequeña indicación de ligadura en las notas que deben dejarse. También se recomienda, cuando no se producen disonancias pero se debe realizar un apagado aclararlo mediante a un asterisco en el momento que debe realizarse y una flecha que indica cuál es el sonido a apagar. Con técnica similar a la de los apagados se realizan los staccatos y picados en la guitarra, aunque pueden realizarse también con la mano izquierda, en la guitarra clásica se prefiere siempre que se pueda, realizarlos con la derecha.
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